30 de mayo del 2023. Lo recuerdo como en cámara lenta cuando el oncólogo pronunció las palabras más dolorosas de mi vida

Historia de

Aurora

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Soy Aurora, treintona, chingona, y con un diagnóstico de cáncer de mamá.

Nunca voy a olvidar ese día, 30 de mayo del 2023, el día en que mi alma se detuvo, ante un diagnóstico totalmente inesperado que cambió todos mis planes de vida. Lo recuerdo como en cámara lenta cuando el oncólogo pronunció las palabras mas dolorosas de mi vida: “Aurora, tienes cáncer”.

Estaba en shock y de no ser que mi pareja me acompañaría no recordaría nada de lo que me dijeron. Al final de la consulta solo pregunté si me quitarían mis pechos y si se me caería el pelo. A lo que el oncólogo respondió muy probablemente sí a todo.

A partir de ese día todo fue incertidumbre, miedo, ansiedad, y es normal pues nunca nadie te prepara para un diagnóstico de cáncer. Pasé de ser una mujer sana, amante del deporte, de la bici, de la vida misma, a enfrentar una tormenta que parecía no tener fin.

Mi diagnóstico fue HER2 positivo, agresivo, inesperado. Lo descubrí en la ducha, sintiendo un bultito que jamás imaginé sería el inicio de un viaje brutal pero profundamente transformador. Quimios, cirugías, radiaciones, mas quimios, efectos secundarios rayando en lo inhumano, miedo, dolor, dudas, lágrimas… pero también fuerza, amor, comunidad, y fe.

Durante meses no pude mover el cuerpo. Una de las cosas que más me dolía era no poder rodar en Síclo. La gente que me conoce conoce sabe mi adicción a este estudio desde 2018. Síclo no era solo un lugar para hacer ejercicio, era mi terapia, lugar seguro y gasolina. Extrañaba el sudor, la música, a mis instructores (Antonia, Edu, Pablo, Memo) , al staff tan cool, la tribu.

Pero como todo en este camino, fue poco a poco, un día a la vez. Mi cuerpo, débil comenzó a dar tregua. Mi alma, golpeada pero viva, encontró en cada rodada una forma de decir: sigo aquí.

Síclo ha sido parte de mi medicina. Los instructores nunca me soltaron. La familia Síclo me abrazó cuando yo apenas podía abrazarme a mí misma. Me esperaron con amor, me recibieron con fuerza. Y hoy, después de un largo camino de lucha, puedo decir con el corazón desbordado: estoy libre de cáncer. Estoy viva. Y estoy de vuelta en mi bici. Más viva que nunca.

Este proceso me ha enseñado que el cáncer no define tu feminidad, tu fuerza ni tu destino. Que hay belleza en los cuerpos transformados, y que sanar duele, pero vale la pena. Que no estás sola, y que compartir la historia también es parte de la cura.

Por eso creé  @Pink_Boob_  para ser esa luz que un día yo necesité durante este viaje galáctico que le llaman cáncer, gran maestro! Para acompañar, concientizar, luchar y exigir (dentro de mi activismo) por diagnósticos y tratamientos oportunos y dignos para todos mis onco amigas.

Hoy no ruedo solo con las piernas. Ruedo con el alma. Y cada rodada es un grito de vida.Gracias Síclo por ser parte de mi renacer.

Mis ganas de vivir son grandiosas, aún hay brillo en mis ojos.

Aurora o nunca.