La vuelta que me cambió la vida
Era inicio de 2020 y recuerdo como un día no tuve más ganas de cargar una mancuerna, subirme a un aparato o acelerar mi ritmo, simplemente había perdido el gusto por el ejercicio, algo que por años me había apasionado en mi rutina diaria.Como muchos fui uno más de los que durante pandemia perdí el equilibrio en mi vida. Después de años de hacer ejercicio como hábito, comer 5 veces al día y cuidar varios aspectos de mi bienestar me deje abrumar por los problemas sin darme cuenta.
Enfrenté junto con mi esposa y seres queridos una muy sería enfermedad que padeció mi hijita que en ese momento tenía solo 2 años, me vi obligado a dejar un trabajo que disfrutaba mucho y opte por tomar otro que a la postre me hizo muy infeliz.
A mitad de la pandemia experimente este padecimiento del cual nunca había escuchado pero que cada vez me era más recurrente: "Burn Out". Todos los días me sentía cansado, sin fuerza, no podía dormir ni descansar al punto de terminar en el médico. Ahí me diagnosticaron estrés clínico lo cual me causo entre otras cosas perdida de peso, vivir con ansiedad, pero sobre todo haber dejado de ser yo.
En noviembre 2021 después de estar varios meses bajo tratamiento médico, sesiones de psicoterapia y aprender a meditar me decidí a hacer un cambio en mi vida. Me forcé, pues no lo deseaba, a retomar el ejercicio por recomendación del doctor con el objetivo de disminuir paulatinamente algunas medicinas. Intenté hacer actividades que me habían gustado o funcionado en el pasado pero ahora no era lo mismo, no encontraba motivación, a los pocos días lo abandonaba y obviamente me causaba frustración.
Durante mi búsqueda me tope con los constantes posteos de mi amiga fitness Nalle que hacía tiempo publicaba sobre Siclo. La marca no me era desconocida y había pasado alguna vez por fuera de sus estudios, no sabía casi nada.
Así que le escribí y pregunté su opinión, su respuesta fue: "Anímate a probar, están súper padres las clases, para retomar el deporte esta cool!"Sin saber mucho más, solo con la reco de mi amiga y entender que todo el ejercicio era sobre una bicicleta fui a mi primer clase.Desde el primer instante me sorprendió la energía del instructor (todavía me acuerdo que fue con Ana Lu en Síclo Parián), la vibra del grupo, la intensidad de la música, la intimidad de la obscuridad y la mezcla con la intermitencia de las luces. En años de haber hecho ejercicio, tomado distintos tipos de clases en gimnasios o estudios no me había topado algo parecido. No tengo duda que ese día estuve muy lejos de coordinar las pedaleadas con la coreografía, pero fue lo de menos. Ese día, así, en 45 minutos, me reencontré con esa versión de mí que se me había olvidado, que había quedado años atrás y no me acordaba.
Sin mas en cuestión de días me volví uno más de la manada y me propuse que iba a apartar un lugar hasta adelante en cada clase para comprometerme conmigo mismo a hacer el ejercicio con toda mi energía y mejorar mi técnica. Cada que puedo invito a un amigo o le recomiendo que pruebe una clase porque estoy seguro va a vivir una linda experiencia. Tengo una gran admiración por los instructores cada uno desde su visión comparten un gran valor para mí, nos inspiran profundamente a que llevemos una vida de bienestar y equilibrio tanto física como mental.
A un nivel que a veces creo ni ellos mismos dimensionan. Hoy no tengo duda en decir que ir al estudio me cambia el día, Siclo se convirtió en una pieza clave de los cambios que hice en mi vida para salir adelante de una crisis personal. Es por eso que ahora cada que inicia una clase cuando escucho "¿hay alguien que sea su primera vez?" imagino que quizá esa persona que alzó la mano ese día está iniciando un cambio importante en su vida como yo lo hice más de un año y me recuerdo que estoy ahí, arriba de esa bicicleta para dar lo mejor de mí.
Este texto es dedicado con mi mayor agradecimiento a todos los miembros del equipo SICLO reconociendo el esfuerzo que hacen a diario para que vivamos este gran viaje.